sábado, 9 de febrero de 2008

AMARILIS

Estaba Amarilis,
pastora soberbia,
guardando ganados
al pie de una sierra.

Sentada a la sombra
de una parda peña,
haciendo guirnaldas
para su cabeza.

Cortaba las flores
que hallaba más cerca,
íbanse a su manos
las que lejos eran.

Las que se ceñía
siempre estaban frescas,
y las que dejaba
de envidia se secan.

El sol, que la mira
tan hermosa, piensa
que tiene dos caras,
o que el sol es ella.

Su ganado ufano
anda por las cuestas
con tan bello dueño,
sin temor a las fieras.
(Francisco de Quevedo)

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